Camille Claudel
La profesora de francés del IES Gonzalo Torrente Ballester @marisa_cosme_ nos habla de Camille Claudel. Siempre a la sombra de su mentor y amante, Auguste Rodin. Sin embargo, su talento fue equivalente. Camille nació escultora. Desde muy pequeña disfrutaba moldeando el barro y ya veía su capacidad para reflejar en ese material los rostros de sus seres queridos. Con 17 años fue admitida en una Academia de Arte parisina y de pronto, Rodin se percató del talento artístico de la joven, entrando en su vida como un terremoto. De alumna del ya legendario escultor pasaría a convertirse en su musa, y de ahí a amante. El talento de Claudel era evidente, pero la envidia y el machismo de la época hicieron que fuera objeto de comentarios desafortunados que ponían en duda su capacidad artística. Lo que es seguro es que, si Claudel hubiera nacido hombre, su reconocimiento hubiera sido otro. La sombra de Rodin era demasiado larga y la artista empezó a tener un relación de amor/odio. Finalmente abandonó a Rodin y acabaría enloqueciendo… o eso dicen. En total 30 años de injusta reclusión en un sórdido lugar en el que se negaron las visitas y en el que murió sin realizar una sola obra. Aún así, la escultora dejó una obra de apabullante talento. Su naturalismo tenía rasgos de impresionismo y simbolismo, buscando siempre la emoción que se traduce en un exquisito dramatismo gracias a un perfecto dominio de las técnicas y a su enorme sensibilidad. Gracias a ella, se demostró que es posible esculpir la emoción.
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